Este 10 de marzo, celebramos el cuarto domingo de Cuaresma. A continuación te invitamos a leer la reflexión de nuestro delegado diocesano, Patxi Aizpitarte. Puedes verla también en vídeo al final del texto.
"Este cuarto domingo de Cuaresma nos da cuenta de la respuesta de Jesús en el encuentro y diálogo mantenido con Nicodemo. Este era un ilustre fariseo, probablemente miembro del Sanedrín, a quien Jesús llama “maestro de Israel”. La figura de aquel nazareno le había inquietado e intuía en su fe que Jesús era “un hombre venido de Dios”. Le habían impresionado los “signos” que hacía y se anima a ir donde Jesús, aunque sea “de noche”. Será un primer paso en el camino de la conversión. El encuentro y el diálogo con Jesús le aportará luz, es decir, orientación, sentido y esperanza para su vida. En este sentido, representa a todos aquellos que también hoy buscan encontrarse sinceramente con Jesús.
Esanguratsua benetan Nikodemo eta Jesusen arteko elkarketa eta elkarrizketa. Fariseu maisu dugu Nikodemo, judutarren Sanedrin erakunde nagusiko partaide seguruenik, eta gizon jantzia. Baina argi berri bat sumatzen du Jesusengan eta gauez bada ere, Honekin elkartzea erabakitzen du. Ez da damutuko. Jesusen ahotik entzun ahal izango du judutar eta kristau fedearen erdi-erdian dagoen funtsezko egia: “Jainkoak maite du mundua eta bere Seme bakarra emateraino maite ere”. Hauxe bihurtzen da Elizaren izateko arrazoia eta baita Caritasena ere.
Nicodemo oiría por boca de Jesús estas palabras centrales de nuestra fe: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna” (Jn 3, 16). Nicodemo volvería a “nacer de nuevo” y se haría presente a la hora de dar sepultura a Jesús, ayudando a envolver con vendas su cuerpo y ungiéndolo con los aromas que él mismo había llevado (Jn 19, 39)".
