Las entidades de acción social de la Iglesia en Gipuzkoa, “Migrantes con Derechos”, expresamos nuestro dolor por una nueva muerte ocurrida en el Rio Bidasoa debido al control de la movilidad y cierre de la frontera francesa. Consideramos que las medidas y actuaciones adoptadas en torno a las fronteras únicamente consiguen incrementar el sufrimiento, dolor y muerte de las personas migrantes. 

Crece nuestra impotencia ante las esperanzas truncadas de estas personas, que, en su penosa travesía de miles de kilómetros, llevan a sus espaldas un largo historial de abusos, agresiones y precariedad extrema, mientras esperan la ocasión de llegar a Europa en busca de un futuro de dignidad y derechos para ellas y sus familias. 

Necesitamos un modelo de gestión de fronteras que no se centre únicamente en temas de seguridad, sino que también se comprometa con el respeto a la vida, la integridad personal y los derechos humanos. Es urgente articular una política de fronteras basada en principios humanitarios y capaz de garantizar vías de acceso seguras a las personas que huyen de la miseria y la violencia que asola sus países. 

No queremos acostumbrarnos al inmenso sufrimiento humano del que somos testigos a diario en las vidas de tantas personas que siguen llegando a nuestras ciudades y que intentan acceder a Europa en busca de una vida segura y digna.  

Como nos recuerda el Papa Francisco “las migraciones constituirán un elemento determinante del futuro del mundo, pero hoy están afectadas por una pérdida de ese sentido de la responsabilidad fraterna sobre el que se basa toda la sociedad civil”.