El 25 de febrero, es el segundo domingo de Cuaresma. Aquí tenéis la reflexión de nuestro delegado diocesano, Patxi Aizpitarte.
"El segundo domingo cuaresmal nos evoca la transfiguración de Jesús en el monte ante tres de sus discípulos más íntimos, Pedro, Santiago y Juan. Los evangelistas no nos precisan que este hecho ocurriera en el monte Tabor, pero allí lo ha situado la tradición de la Iglesia desde los primeros siglos. En la cima de este monte podemos contemplar actualmente la hermosa basílica que representa las tres tiendas que el apóstol Pedro propuso construir: una para Moisés, otra para Elías y la del Señor en la nave central.
Aunque sea difícil determinar con exactitud lo que sucedió en el monte, todo parece que en un clima de profunda oración, los discípulos vivieron una experiencia sobrecogedora al ver y palpar la identidad misteriosa de Jesús y el reconocimiento por parte de Dios: “Este es mi hijo amado, escuchadlo”. Reconocieron que Dios estaba claramente con él, avalando su mensaje y actuación a pesar del horizonte de la cruz. Dios estaba con Jesús y estaba también con ellos, liberándolos del temor a los contratiempos propios que comportaba seguirlo y del posible fracaso final.
Garizumako bigarren igandean, Jesusen antzaldatzearen kontakizuna eskaintzen zaigu. Eszena hori mendi garai batean kokatu dute ebanjelariek. Testu hori oso gustuko zuten lehen kristauek, izan ere, hodeitik ateratako hotsak garbi adierazten zien Jesusengan bakarrik sinestera deituak zeudela: “Hauxe da nire seme maitea, entzuiozue”. Kristau izateko gauzarik garrantzitsuena Jesusekin bizi dugun harremana bihurtzen da eta harekin batera mundua gizatiarragoa egiten saiatzea, bidegabekeriak, bazterketa eta sufrimenduak gainditzen ahaleginduz."
