El encuentro con una persona en condición de pobreza nos provoca e interroga. Su necesidad cuestiona nuestro estilo de vida, no nos deja indiferentes.
Los seres humanos compartimos un destino común y la misma necesidad de ser y sentirnos amados. Este amor es compartir, es dedicación, es servicio, es atención y cuidado a los demás. Nuestro destino es responsabilidad de todos.