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20 de febrero, Día Mundial de la Justicia Social
20 de febrero, Día Mundial de la Justicia Social
Día Mundial de la Justicia Social

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó por unanimidad la Declaración de sobre la Justicia Social, el 10 de junio de 2008. Era la tercera declaración de principios y políticas de gran importancia de la Conferencia Internacional del Trabajo desde la Constitución de la OIT en 1919.

El 26 de noviembre de 2007, se decidió que el 20 de febrero de cada año se celebrará el Día Mundial de la Justicia Social y la Declaración de 2008 expresa la visión moderna del mandato de la OIT en esta era de la globalización. 

Todo esto nos toca cerca a los cristianas y cristianos. Muy de cerca. No nos podemos esconder. En Caritas así lo sentimos. Así lo practicamos. No hay cristianismo, coherente, sincero, honesto ni practicante, sin Justicia Social. No hay cristianismo que se precie sin el artículo primero de la Declaración Universal de Derechos Humanos que dice que: 

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. No hay cristianismo sin los artículos 22, 23, 24 y 25 que hablan de derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. 

Estos artículos hablan de condiciones de trabajo, de igualdad de género, de salarios dignos, de una existencia económica conforme a la dignidad humana. Hablan de las condiciones de ese trabajo, del derecho a sindicarse, incluso de vacaciones. Del derecho a la salud, a la vivienda, a los servicios sociales, etc. Es la práctica diaria de Caritas.

No hay cristianismo que se precie sin condiciones de trabajo dignas. No hay cristianismo sin su dimensión social. Jesús predicó con los pies en la tierra. Habló a los suyos. Hoy, Jesús, seguro, que encararía estos retos sin volver la cara, sin ponerse de perfil. Hablaría con lenguaje claro, molestara a quien molestara. No se resignaría. Levantaría la voz por todas y todos. Llevaría la filosofía de las palabras a los hechos, a las propuestas, a la rebeldía intelectual. Aquel Jesús que buscaba un nuevo mundo mejor y más justo. Es la clave de Caritas.

Hoy, los cristianas y cristianos tenemos un reto, nada fácil. Reconocer, como lo haría aquel Jesús nacido en un pobre pesebre, que el desarrollo social y la justicia social son indispensables para la dignidad de la persona. Indispensables para la consecución y el mantenimiento de la paz, y que el desarrollo social y la justicia social, no pueden alcanzarse si no hay paz. Y si no se respetan también todos los DDHH y las libertades fundamentales de todas las personas. Todos y para todas. Y Caritas está en ello.

Hoy, año 2023, la llamada globalización y las interdependencias geopolíticas, políticas, financiera y económicas están abriendo nuevas oportunidades, nuevos retos, nuevos peligros. Insospechadas nuevas tecnologías de la información, nuevas rutas del comercio, desconocidas corrientes de inversión y capital. Nuevas condiciones para el crecimiento de la economía mundial y el desarrollo y la mejora del nivel de vida en todo el mundo y de cada persona. 

Al mismo tiempo persisten problemas graves, como las crisis financieras, económicas, geopolíticas. Así como la inseguridad, la pobreza, la exclusión y la desigualdad en el seno de las sociedades. Incluso esclavitud. 

Hoy hay grandes obstáculos para que haya una mayor integración y una participación plena de los países en desarrollo en la economía mundial. Es la realidad. Las personas migrantes apelan a nuestra conciencia. Así lo creemos en Caritas. 

Jesús miraría con especial afecto y atención a aquellas personas qué buscando una vida digna mejor, se lanzan a la ‘aventura’ de nada que perder y algo que ganar. Jesús miraría con afecto y responsabilidad a los que hoy llamamos emigrantes. Lloraría indignado al verlos morir ahogados en la mar o apaleados en las vallas asesinas de las fronteras.

Ser cristiano, practicar lo que hizo el buen samaritano, es hacer frente a los nuevos retos con solidaridad, fraternidad, empatía y rebeldía. Tal como lo hizo aquel Jesús de Nazaret.

Hoy Jesús apelaría a nuestra condición de cristianas y cristianos. Jesús, nos recordaría que no hay cristianismo sin Justicia Social. Caritas está en ello. El testigo está en nuestras manos. 

Jose Manuel Bujanda

 

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