El 3 de marzo es el tercer domingo de Cuaresma. Aquí tenéis la reflexión de nuestro delegado diocesano, Patxi Aizpitarte:
"El Evangelio de este primer domingo de marzo nos presenta a un Jesús muy humano. Acompañado de sus discípulos, sube por primera vez a Jerusalén para celebrar las fiestas de Pascua. Al acercarse al recinto del Templo, se encuentra con vendedores de bueyes, ovejas y palomas ofreciendo a los peregrinos. Eran los animales que debían comprar, según la capacidad adquisitiva de las personas y familias, para sacrificarlos en honor a Dios. Además, no tarda en percibir que hay cambistas dedicados a cambiar las monedas que traían los peregrinos, por la única moneda oficial aceptada por los sacerdotes que detentaban el poder en el templo.
Jesús se indigna y expresa su protesta cogiendo un látigo y sacando del recinto sagrado a los animales y volcando las mesas de los cambistas, mientras grita: “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. Le resulta inaguantable que los sacerdotes traten de hacer negocios y busquen ingresos en aquel lugar sagrado y los peregrinos busquen poner a Dios a su favor por medio de sus ofrendas y sacrificios. Unos y otros buscan sólo su propio interés.
Jesusek ezusteko galanta eramaten du Pazko jaiak direla eta Jerusalengo jauretxera sartzen denean: ez da otoitz leku eta senidetasun gune, salerosketa erlijiosoa, dirua eta probetxua nagusi den gunea baizik. Ez du Jainko zale, bilatzaile eta gurtzailerik aurkitzen. Egia da denok bizi garela hartu-emanean eta kontsumitu beharrean aurkitzen garela, baina dugun arriskua dena kalkulu, interes, etekin logikan bizitzea da. Aldiz, Jainkoa dohain eskaintzen zaigu. Eta logika berean bizi beharrekoak dira adiskidetasuna, maitasuna, fedea eta itxaropena".
