El 17 de marzo celebramos el 5º domingo de Cuaresma. Aquí tienes la reflexión de nuestro delegado diocesano, Patxi Aizpitarte:
"El Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma comienza relatándonos como unos peregrinos judíos, procedentes de la diáspora griega, que habían venido a celebrar la fiesta de Pascua se acercaron al discípulo Felipe con una petición: “Queremos ver a Jesús”. No es simple curiosidad, sino el deseo de conocerlo personalmente y barruntar el misterio que encierra. Como Nicodemo, han intuido que es un hombre de Dios, el encuentro con Él puede hacerles bien.
Sin embargo, es un momento delicado para Jesús. Dentro de unos días puede ser detenido, condenado y crucificado. Por eso, les acoge con unas palabras desconcertantes: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre”. Y a continuación trata de explicarles el sentido fecundo que da a su misión, entrega y muerte por medio de una imagen sugerente y comprensible: si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”. Una imagen significativa que nos descubre la perspectiva pascual de su muerte y, al mismo tiempo, nos descubre la ley que atraviesa paradójica y misteriosamente la vida entera: dándose se recibe, sembrando se recoge, entregándose y muriendo se resucita.
Konbentzimendu honekin ereiten eta eskaini zuen Jesusek bere burua: “gari alea lurrera erori eta hiltzen ez bada, agor gelditzen da; baina hiltzen bada, fruitu ugari ematen du”. Eta gari-alearekin bezala gertatzen da gure bizitzarekin. Pazko jaietarako igo da Jerusalena eta badaki ordua” iritsi zaiola. Baina bere bizitza ez da hutsean eroriko eta ezerezean galduko, izango du etorkizunik. Bizia emanez irabazten dela".
