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¡ENLACÉMONOS!
¡ENLACÉMONOS!
Imagen de un árbol con texto

Hoy, 1 de septiembre de 2020, festividad de San Arturo de Irlanda, a cuatro días del Día Internacional de la Mujer Indígena, a siete del Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul y a ocho del Día Internacional de la Alfabetización.

Hoy, 34 jornadas antes de que acabe, que lo hará el 4 de octubre festividad de il poverello d'Assisi, de San Francisco de Asis, se oye ya el grito Si cuidas el planeta, combates la pobreza dentro de Enlázate por la Justicia (ExJ).

Esa campaña maravillosa que compromete a todo el planeta y nos compromete a nosotras/os en aquello por lo que ya escribió San Pablo a los Romanos (8,22): “Toda la Creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos”.

Y gime a pesar de que cuando Dios dijo hágase la luz y la luz se hizo, vio que era bueno. Y cuando dijo júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco y así sucedió, también vio que era bueno. Como bueno fue cuando Yahveh ordenó que la tierra produjese vegetación.

Dieran semillas las hierbas y fruto los árboles. Como bueno fue cuando aparecieron las lumbreras en los cielos para diferenciar el día de la noche. Y bueno fue que se llenaran las aguas de multitudes de seres vivientes, y empezaran a volar las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos. Y buena fue también la aparición de ganados, reptiles y bestias.

Pero resultó que en algún momento el Hombre y la Mujer malinterpretaron el dominio que Dios nos había dado sobre la tierra, el mar, los cielos y sus habitantes. Sobre las semillas y las plantas. Y por eso, la Creación gemía ya (“con dolores de parto”) en tiempos de Pablo de Tarso.

Como gime hoy cuando, precisamente para aliviar esos dolores, reforzamos con la idea de Si salvas el planeta combates la pobreza; la campaña-lucha Enlázate por la Justicia que se apoya en la encíclica Laudatio Si del Papa Francisco, que como sabéis toma su nombre del Cántico de las criaturas escrito por San Francisco, Laudato sie, mi' Signore cum tucte le Tue creature (…) Alabado seas, Señor, por todas tus criaturas. Por el hermano Sol y la hermana Luna. Por el hermano Fuego y la hermana Agua (…) Por la madre Tierra que nos sostiene y gobierna.

En esa encíclica de 2015, quien fuera obispo auxiliar de Buenos Aires y es hincha del club de fútbol San Lorenzo, hacía, hace, un llamado a asumir el desafío urgente de proteger nuestra casa común. Desafío que incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.

Invitaba el Obispo de Roma, nos invita ur-gen-te-men-te, a un nuevo diálogo sobre el modo en que estamos construyendo el futuro del planeta. Invita a todos, claro. Cristianos, judíos, musulmanes, budistas, taoístas, animistas, agnósticos y ateos. Pueblos originarios, urbanitas, agricultoras/es, ganaderas/os, pescadoras/es, empresarios. A quienes habitan en Silicon Valley o aparecen en los listados de Forbes.

A científicos, activistas, políticos, artistas. Hasta, supongo, a diseñadores de moda, youtubers e influencers. Al fin y al cabo, hoy por hoy ninguno tenemos otro planeta y si algún día habitamos colonias espaciales, mejor será que no hayamos dejado la casa común primigenia convertida en basura cósmica.

Urgía y nos urge a una Solidaridad universal nueva. Deja bien claro qué si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen, hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. A esto se suma el problema de que los objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente se orientan al bien común y a un desarrollo humano, sostenible e integral. El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad.

Hablaba y nos habla todavía y siempre de la contaminación del agua. Nos recordaba y recuerda nuestra responsabilidad como creyentes, responsabilidad que implica que Hablaba y nos habla todavía y siempre de la contaminación del agua. Nos recordaba y recuerda nuestra responsabilidad como creyentes, responsabilidad que implica que

No olvida que entre el gemido que escuchó Pablo y esta encíclica otros sucesores de Pedro habían hecho parecidas reclamaciones.

Juan XXIII no usó su Pacem in terris para rechazar la guerra sino para hacer propuestas de paz.

Pablo VI intuyó que “Debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, el ser humano corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación”.

Juan Pablo II advirtió que los humanos parecemos “no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo”.

Y Benedicto XVI advirtió: “la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana”.

Milenios llevan unos avisando del llanto de la Tierra y milenios llevan otros provocándolo. Milenios también unos cuantos intentado calmarlo.

Del 1 de septiembre al 4 de octubre de este extraño año 2020 volvemos a tener la oportunidad de concienciarnos y actuar a través de ese Si cuidas el planeta combates la pobreza, enmarcado en Enlázate por la Justicia.

Esa campaña, esa acción, ese grito compartido por Caritas, CEDIS, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes. No es algo nuevo. Dura desde 2016 y aunque como tal termine el 4 de octubre (Día Internacional de los Animales) no ha de acabar jamás pues siempre habrá un momento en nuestras vidas cuando cualquier decisión que tomemos haga sonreír o gemir al planeta y a sus habitantes.

Todas. Según que camiseta compres (una camiseta honesta no puede valer menos incluso que 9,95 euros). Según qué leches bebas (un litro de leche auténtica no puede costarte 0,58 céntimos).

Según qué fruta elijas (¿cuánto habrán pagado al productor?) Según en qué vayas a la Universidad (¿en coche, entre atascos, tubos de escape y filtros de gasolina?) Según qué móvil escojas (¿está tu smartphone manchado de sangre? Exige telefonía libre de tráfico tecnológico)...

Como cristiano. Como creyente. Como ser humano, Enlázate por la Justicia. Porque si cuidas el planeta, combates la pobreza y acaso, salvemos la casa común.

 

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