Las dramáticas consecuencias del terremoto de 2010 siguen aún muy visibles.
Más de 300.000 personas viven todavía en campos de desplazados y muchas otras se han instalado en alojamientos temporales y muy precarios en los terrenos donde estaban sus antiguas casas. Por eso, la reubicación temporal y permanente de la población es el mayor desafío para toda la red Cáritas.