“Teniendo pocas posibilidades de canales regulares, muchos inmigrantes deciden aventurarse por otras vías, donde a menudo se encuentran con abusos de todo tipo, explotación y la esclavitud... Cuando los países son víctimas de la pobreza extrema, la violencia y la corrupción, la economía, el marco normativo y las infraestructuras de base son ineficientes y no garantizan la seguridad, los bienes y los derechos esenciales.
En estos contextos, los perpetradores de estos crímenes actúan con impunidad. El crimen organizado y el tráfico ilegal de drogas y de seres humanos eligen a las víctimas entre las personas que hoy tienen escasos medios de subsistencia y menos esperanzas para el mañana” (Papa Francisco).
En 2001 la Conferencia Episcopal Española (CEE), publicó la declaración sobre el “Drama humano y moral del tráfico de mujeres”, donde los obispos alertaban sobre éste grave problema y manifestaban su preocupación. A lo largo de todos éstos años de compromiso con las víctimas y de combate contra la trata de seres humanos, ha ido creciendo el número de personas comprometidas con ésta realidad.
La colaboración con la administración pública y con otras entidades de la sociedad civil, nos ha permitido conectarnos y sentirnos parte de un proyecto común como sociedad sin perder nuestra identidad eclesial.
Desde entonces, el Grupo Intereclesial contra la Trata, http://cem-noalatrata.org/ han realizado y organizado en torno al 8 de febrero, vigilias y diferentes actividades.
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