Este 25 de noviembre hemos retomado en CARITAS GIPUZKOA el trabajo en los equipos sobre las violencias machistas.

La violencia contra las mujeres está presente en nuestros entornos y es nuestra responsabilidad visibilizarlas, reconocerlas y hacerles frente para que no se vulnere ni la vida, ni los Derechos Humanos de las mujeres.

El violentómetro ha sido la actividad que hemos desarrollado este mes de noviembre. ¿En qué consiste?

Supone reconocer que la violencia es una escalada que comienza con cositas pequeñas como insultos, chistes, bromas, descalificaciones o tocamientos no deseados. Situaciones que alertan a las mujeres y coartan su dignidad y libertad.

Ese primer nivel de violencia requiere por parte de las mujeres que lo sufren darse cuenta de que la violencia está presente. Y que puede aumentar. La violencia no desaparece sin el esfuerzo de hacerle frente.

La violencia se mide y es necesario que las mujeres que lo sufren sean conscientes de la necesidad de pararlo. No solas sino con el apoyo de su entorno, o de otras mujeres y hombre, o incluso de otras personas profesionales si fuera necesario. Recuerda que hay un teléfono al que puedes llamar si lo necesitas.

Es necesario también que los hombres, se posicionen frente a otros hombres que ejercen la violencia. Su voz de condena frente a las bromas, los chistes… Una actitud firme frente a la descalificación, la humillación o las amenazas, frena la impunidad con la que otros ejercen daño contra las mujeres.