
El derecho a la vivienda como eje para la inclusión social
El acceso a una vivienda digna, adecuada y estable es un derecho fundamental. Sin ella —o en condiciones de alojamiento inseguro, inadecuado o temporal—, las posibilidades de acceder al empleo, la educación, la salud o las redes comunitarias se ven gravemente restringidas.
Este ámbito de apoyo aborda una de las expresiones más extremas de la exclusión. Caritas acompaña tanto a personas que viven en la calle o en dispositivos de emergencia, como a aquellas que transitan por centros residenciales, pisos tutelados o reciben apoyos económicos para el mantenimiento de su vivienda. La intervención busca garantizar entornos seguros, que permitan iniciar procesos de mejora vital, recuperación de derechos y reconstrucción de vínculos.
¿Cómo acompañamos?
Bidelagun (79 personas apoyadas)
Este programa ofrece apoyos económicos puntuales o sostenidos para que las personas puedan acceder a un alojamiento habitacional/vivienda mientras participan de un acompañamiento social personalizado que permite anticiparse a situaciones de sinhogarismo crónico y evitar rupturas vitales.
Centros de día, acogida nocturna: Hotzaldi y Aterpe (138 personas apoyadas)
Centros residenciales: Trintxer, Emeki y Sorabilla (66 personas apoyadas)
Espacios seguros, y de atención continua y acompañamiento relacional para personas que han estado en situación de calle o exclusión severa. Cumplen también una función reparadora en personas con trayectorias de calle, aislamiento o deterioro social, ofreciendo apoyo educativo y oportunidades de vinculación relacional y comunitaria.
Programa de vivienda Zubia (56 personas apoyadas)
Red parroquial (1.200 hogares = 3.333 personas apoyadas)
Tomando el hogar como unidad de convivencia, Caritas ofrece alojamiento y ayudas económicas para sostener la vivienda y evitar situaciones de exclusión habitacional severa. Estas ayudas permiten cubrir alquileres, suministros básicos, deudas acumuladas o gastos que ponen en riesgo la estabilidad de los hogares, especialmente de aquellos encabezados por mujeres en contextos de crianza y precariedad.
Impactos observados
- Sostenimiento de situaciones límite y evitar el agravamiento de la exclusión habitacional.
- Entornos seguros desde los que iniciar procesos de inclusión social.
- Prevención de desahucios y acceso a suministros básicos. Estabilidad residencial.
- Impulso a procesos de autonomía y conexión con otros ámbitos como el empleo, la salud o la participación comunitaria.
Retos de futuro
- Promover políticas públicas que amplíen el parque de vivienda social en alquiler, digna y asequible.
- Convertir la prevención del sinhogarismo en una prioridad estructural, más allá de respuestas asistenciales.
- Garantizar el empadronamiento como condición básica para el ejercicio efectivo de derechos.
- Fortalecer la colaboración entre entidades sociales, servicios públicos y comunidades locales.
- Adecuar las respuestas a situaciones de salud mental, aislamiento o consumos, con enfoque flexible e integral.