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El sinhogarismo es una realidad creciente en nuestras ciudades. Cientos de personas duermen cada noche en la calle o en un alojamiento temporal. Una realidad creciente que se explica por la dificultad en el acceso a derechos sociales como la vivienda y por procesos de caída en la exclusión social de las personas. Vivienda, empleo, apoyo social para la inclusión y la reconexión comunitaria son algunas de los retos que tenemos como sociedad.
Hoy se presentan, frente a los agentes públicos y sociales, el número de personas en exclusión residencial y social que se contabilizaron durante la pandemia. Son números que desbordan una realidad invisible que requiere una mayor apuesta de las administraciones públicas y nuevas metodologías de intervención además de poder reconectar a las personas en entornos más comunitarios.
Desde Caritas Gipuzkoa, podemos complementar estos datos reflejando la realidad de la exclusión residencial más severa que atendemos y acompañamos. Un total de 210 personas en la categoría 1 de ETHOS - sin techo - reciben apoyo a través de distintos centros y prestaciones básicas del área de personas sin hogar; acompañamiento y trabajo de inclusión social además de acceso a la alimentación (70 plazas) y al alojamiento (52 plazas - 12 conveniadas).
Sin embargo, la realidad del sinhogarismo crece y no son suficientes las prestaciones y servicios que se articulan desde las administraciones publicas junto con las entidades sociales, lo que provoca la permanencia de las personas en calle y su cronicidad. Es decir, cuanto más tiempo permanece la persona en una situación de calle y de desprotección social y sin acceso a derechos básicos (alimentación adecuada, cuidado personal, alojamiento que permita el descanso, ...), mayor es el deterioro y la complejidad de los procesos de inclusión y de salida de esa realidad.
Esta realidad debe interpelar a los agentes públicos y sociales a organizar los retos del sinhogarismo desde la mejora de los instrumentos sociales con los que contamos y con la voluntad decidida de afrontar los números y las estadísticas para que en dos años hayamos reducido estas cifras que hoy se presentan.
Por lo tanto, el aumento del sinhogarismo reclama;
- Una alianza mayor entre las distintas administraciones vascas, Gobierno Vasco, Diputaciones y Ayuntamientos.
- Una apuesta decidida por el cumplimiento de la Estratégica Vasca de Personas Sin Hogar que finaliza este mismo año y una nueva estrategia que implique a todos los agentes sociales con protagonismo de vivienda, empleo y sanidad profundizando y reforzando la prevención.
- Una inversión social mayor que permita como en el programa “Lehen Urratsak” recuperar itinerarios sociales para la inclusión social.
- Y nuevas metodologías de acompañamiento en el medio articulando un trabajo comunitario que reconecte relaciones y normalice espacios para que las personas recuperen además de derechos, relaciones que den sentido de identidad, participación y pertenencia social.