
La renta media de los contratos de alquiler en Gipuzkoa es de 1.069,5 euros/mes
Las dificultades de acceso a la vivienda constituyen un factor esencial de exclusión social en Euskadi
Santi llegó a Caritas en 2011. Tras una separación traumática y la pérdida de su empleo, terminó en la calle. No tenía red de apoyo, ni un lugar donde refugiarse.
Después de casi dos años sobreviviendo en la calle, un día encontró sus pocas pertenencias quemadas entre los arbustos. Ese día decidió pedir ayuda. En Caritas halló un lugar donde empezar de nuevo. Accedió a Aterpe, donde, además de un techo, sintió el apoyo emocional que necesitaba.
Con el tiempo, Santi ingresó en el taller ocupacional Lamorus y fue recuperando la rutina que había perdido. Dos años después, entró al centro residencial Trintxer-Emeki, lo más parecido a un hogar que había tenido en mucho tiempo. Trabajando con el equipo de educadoras del centro, Santi fue reconstruyéndose, superando miedos y dejando atrás el alcohol. Hoy en día, incluso, colabora como voluntario en Caritas.
Después de 13 años de lucha y esfuerzos, Santi siente que está preparado para vivir de manera independiente. Pero hay un obstáculo que amenaza con echarlo todo por tierra: no encuentra un piso de alquiler accesible. Santi no dispone de ahorros para hacer frente a tres meses de fianza, tampoco de un contrato estable, ni de alguien que le avale.
Pero Santi no es el único que enfrenta esta situación de exclusión, aquí, en Gipuzkoa
impiden a muchas personas mantener la esperanza
Mariame llegó de Guinea hace 17 años con su marido. Han trabajado sin descanso, casi siempre en condiciones precarias: sin contrato, por horas, por debajo del salario mínimo. Criaron a sus dos hijas aquí, pero ahora su casero necesita el piso para su hijo y deben marcharse. Tras 10 meses buscando, siguen sin encontrar una alternativa que puedan pagar. Con el futuro de su hija mayor en la universidad, la única opción que encuentran es volver a emigrar.
Gaizka cayó en el consumo de drogas en su juventud. Un día, aceptó llevar un paquete a través de la frontera y terminó en prisión. Ha cumplido su condena y ha dejado atrás ese mundo, pero, sin alternativas, se ve obligado a volver a casa de su madre.
Nekane pasó años en un centro residencial tutelado tras varias crisis psiquiátricas. Sus padres fallecieron en ese tiempo, y aunque podría vivir de manera independiente con los apoyos adecuados, sigue sin encontrar una vivienda donde empezar de nuevo
Porque un hogar es mucho más que cuatro paredes. Un hogar es un lugar de estabilidad, de refugio, dignidad y esperanza. Es el lugar donde las familias crecen y desde donde las personas proyectan su futuro. Es por ello por lo que este mes de marzo, Caritas Gipuzkoa, la Pastoral de la Salud y la Pastoral Penitenciaria hemos elegido el lema “Una vivienda para la esperanza”.
2025 es el Jubileo de la Esperanza y, tal y como recuerda el papa Francisco “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras”. Y continúa, “todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna”. Garantizar el acceso a la vivienda es, por tanto, una cuestión de justicia, dignidad y fraternidad.
Sin embargo, para muchas personas (entre otras, Santi, Mariame, Gaizka o Nekane) este derecho se ha convertido en un lujo inalcanzable. Hoy en Gipuzkoa, cientos de personas viven con la angustia de no encontrar una vivienda accesible.
de los contratos de alquiler en Gipuzkoa fue de 1.069,5 euros/mes (Eustat)
El precio medio de compra de vivienda libre en Gipuzkoa
en el tercer trimestre de 2024 fue de 3.586,18 euros/m² (Eustat)
Como consecuencia, el acceso a la vivienda es la principal preocupación para el 50% de la ciudadanía de Gipuzkoa, por encima del desempleo y la precariedad laboral, según señala el último Sociómetro elaborado por la Diputación Foral de Gipuzkoa. Así las cosas, ¿qué opciones reales tienen las personas en situación de exclusión social de acceder a una vivienda?
El 84% de las personas atendidas por Caritas en Gipuzkoa son migrantes, una realidad que las sitúan en una situación de vulnerabilidad extrema en el acceso a la vivienda ya que, si se encuentran en situación administrativa irregular, no pueden acceder a un contrato de trabajo que les dé acceso a un alquiler. Tampoco disponen de una red de apoyo que pueda darles soporte. Además, habitualmente trabajan en condiciones precarias, con mayor temporalidad y salarios más bajos. Una situación más acusada en el caso de las mujeres migrantes, que habitualmente se emplean en el sector de los cuidados.
A la luz de estos datos, la Pastoral Sociocaritativa comparte una de las principales conclusiones de la II Estrategia Vasca Contra la Exclusión Residencial Grave 2024-2028, y es que las dificultades de acceso a la vivienda constituyen un factor esencial de exclusión social en Euskadi.
Antes esta situación, la comunidad cristiana está llamada a construir una sociedad más justa, donde ninguna persona quede excluida del derecho a una vivienda digna. En esta Cuaresma, Caritas Gipuzkoa, la Pastoral de la Salud y la Pastoral Penitenciaria te invitan a mirar la realidad con los ojos del Evangelio y a comprometerte con quienes más lo necesitan.
Únete, sembremos esperanza.
¿Qué proponemos a las administraciones públicas?
El Plan Director de Vivienda 2021-2023 del Gobierno Vasco se propuso aumentar en más de 3.000 las viviendas de alquiler protegido, alcanzando un total de 29.300 hogares al finalizar 2023. Es esencial evaluar los logros de este plan y, de ser necesario, intensificar los esfuerzos para ampliar aún más la oferta de viviendas asequibles.
La II Estrategia Vasca contra la Exclusión Residencial Grave 2024-2028 aborda la prevención de desahucios y promueve el acceso a la vivienda para colectivos vulnerables, incluyendo personas con bajos ingresos. Se insta a implementar medidas efectivas que aseguren que estas personas puedan acceder a una vivienda digna sin obstáculos insalvables.
La declaración de zonas de mercado residencial tensionado, como la reciente iniciativa en Donostia, permite aplicar medidas de control y estabilización de precios. Es crucial que estas regulaciones se implementen de manera efectiva para proteger a los inquilinos de incrementos abusivos en los alquileres.
Programas como Bizigune buscan movilizar viviendas vacías para destinarlas al alquiler social. Se recomienda fortalecer e incentivar estas iniciativas, facilitando la colaboración entre propietarios y administraciones para aumentar la disponibilidad de viviendas asequibles. Estas acciones, respaldadas por las políticas y estrategias del Gobierno Vasco, son fundamentales para abordar la crisis habitacional y garantizar que todas las personas en Euskadi tengan acceso a una vivienda digna.
Y a la sociedad: ¿Qué puedes hacer tú?
Comparte esta realidad para generar conciencia y rechaza los bulos y la información falsa.
Alquila con garantías a través de programas sociales.
Exige políticas de vivienda justas y accesibles para todas las personas.
Con tu ayuda, podemos seguir impulsando soluciones reales desde Caritas, la Pastoral de la Salud y la Pastoral Penitenciaria.